Hey you...

Eran las 3 y media cuando entré al panteón.
Mientras caminaba iba cuidando no pisar tumbas (es desagradable esa sensación de caminar y sentir un hueco debajo de ti). Iba también cuidando no ser golpeado por los tanto grandes como pequeños ramos de flores y coronas que las personas detrás y delante de mi iban cargando.

Personas cargando escobas, cubetas llenas de agua y botecitos con pintura, sillas, botellas de refresco, cerveza. Pasar cerca de grupos de gente y escuchar como discuten, hablan o rezan, ver como limpian las tumbas o dejan basura en las que no son las de sus familiares, escuchar a una banda tocar canciones que quiero suponer eran las favoritas del difunto. Preguntarme si sería malo quitar una flor de una tumba llena de ellas y ponerla en una que nadie se molestó en limpiar, checar nombres, año de muerte, edad a la que murieron y sentirme más o menos culpable por reírme de algunos apellidos.

Ver las fotos que pusieron en las tumbas y notar que casi todos tienen caras de enojados, ver escrito en las tumbas la palabra Perpetuidad tantas veces como pierde el sentido y sentirme más o menos aliviado al salir de ahí.

Eran las 5:15 cuando salí del panteón. No vi a ninguno de mis familiares y di varias vueltas no encontré la tumba de mi abuelo, puede que el próximo año le pida a mis familiares que me digan donde está su tumba, puede que el próximo año no me de vergüenza admitir que va a ser la primera vez que lo visitaré a pesar de que murió hace 8 años.

Igual, feliz día de muertos.